Querido Leni:
Esta es la última carta que te escribo, es la última vez que pierdo mi tiempo. Hoy no tengo palabras bonitas para ti, pero tampoco tengo palabras de tristeza para mí, y todo eso te lo debo a ti.
Me has acusado de hacerte daño, pero no soy la única. Tú también me has hecho daño a mí y es precisamente ese daño que me has hecho lo que ahora me hace decir adiós y esperar no volver a verte. No siento odio por ti, tampoco amor. Siento un cariño indiferente.
Me he asomado con miedo a mi muro y cuando he mirado fuera me he dado cuenta de que, aunque hay cosas que pueden doler, no estás tú. Y eso me alivia. Siento alivio de que tú no estés porque últimamente solo sabías hacerme daño a mi y a quién más me importa. Y tú ni te dabas cuenta de hasta que punto sufríamos.
He pensado en nosotros Leni, he pensado mucho en eso. Lo he pasado mal y probablemente lo seguiré pasando mal un tiempo, pero lo voy a superar. Voy a mirar adelante, ya no tengo miedo. La simple idea de que tú no puedas volver a hacerme llorar me alivia. Ahora si lloro será por mí, porque necesito sacar cosas fuera, pero no porque nadie me hiera o me haga daño. El tiempo que he decidido tomarme para estar sola me reconforta. Encuentro en mi soledad un refugio y en mis amigos un apoyo que me resulta imprescindible ahora mismo.
Le dejo el amor a los soñadores, porque después de tanto tiempo con alguien quiero pensar en mí, ya que no le he hecho durante muchos años. Ahora me toca pensar en mí, en ti ya lo hice demasiado tiempo y ya te permití demasiado.
Me da igual cuanto te enfaden mis palabras, son lo que yo pienso. Pudiste tener en mí a una buena amiga, pero es que la amistad no entiende de "lo hice para hacerte daño". Mis amigos jamás me haría algo así. Por eso también has perdido quizás mis buenas palabras o esas cosas que yo hacía por ti, por simple cariño de amiga.
Yo quizás te he perdido a ti, pero he ganado muchísimo perdiéndote. Y cuando al perder se gana no se pierde.
Adiós Leni, quizás el tiempo te vuelva a poner en mi camino, quizás no. Simplemente es hora de decirte adiós.
Fdo: Una nueva Frankengirl